Eugenio García es presidente de Hoac Huelva
¿Cuál es la situación en este momento?
Pues como cada año, el 1 de mayo se celebra el día del trabajo y la festividad de San José Obrero, esta vez marcada la fecha de una forma extraordinaria por la crisis de la pandemia. Las entidades de inspiración cristiana que constituimos Iglesia por el Trabajo Decente y que hay más, pero en Huelva somos Cáritas, la Hoac, Confer y la Delegación para el Apostolado Seglar, unimos nuestras voces y fuerzas para reafirmar, en primer lugar, que el trabajo es para la vida y, por eso, debemos garantizar unas condiciones laborales que protejan la integridad física de las personas y favorezcan su protección social.
¿Hasta qué punto ha afectado la crisis generada por la pandemia?
La crisis laboral y económica provocada por el COVID-19 quizás hubiera tenido un menor impacto si no hubiera arrastrado esta indecente precariedad que ya teníamos con anterioridad y si hubiéramos contado también con unos recursos necesarios, como una sanidad y unas políticas sociales más completas. A los sectores especialmente vulnerables del trabajo les está afectando más. Curiosamente, esos sectores más precarizados son los de las personas del hogar, del cuidado, de la agricultura, las cajeras, los establecimientos de alimentación, repartidores y repartidoras que, hasta el momento parecían invisibles y no tenían un justo reconocimiento laboral, pero que ahora se manifiestan como necesarios y esenciales para la sostenibilidad de la vida, para el cuidado de las personas y para que los alimentos lleguen a nuestras casas. Estoy pensando también en los migrantes, que viven en condiciones infrahumanas y que son trabajadores y trabajadoras del campo que están haciendo una labor tremenda. Curiosamente, son sectores muy feminizados. En concreto, los datos en Huelva capital han alcanzado ya los 1.576 ERTES, con 22.751 trabajadores afectados por esta especial incidencia, principalmente en el sector del comercio y la hostelería.
Y a partir de esta realidad, ¿Cuáles son las reivindicaciones que se hacen?
Debido a esta situación de precariedad, desde Iglesia por el Trabajo Decente hacemos un llamamiento y pensamos que es más necesario que nunca articular e impulsar medidas que recuperen estos sectores más vulnerables, con trabajadores que son personas con nombres y apellidos. Por ello, pensamos que son importantes medidas como el reconocimiento de un ingreso mínimo garantizado, en un programa articulado que integre las políticas sociales del país y que vaya más allá del asistencialismo. El trabajo es un instrumento válido para las familias y debe tener unas garantías mínimas. Por tanto, el ingreso mínimo garantizado es fundamental, pero también la creación de empleo estable y digno. También nos parece importante el derecho a la prestación por desempleo para las mujeres empleadas del hogar y las cuidadoras, que es un sector muy explotado y con poca visibilidad, pero que tiene una gran repercusión en el cuidado. Iglesia por el Trabajo Decente también pide regularizar a los trabajadores y trabajadoras sin papeles, la mayoría migrante, que no tienen derechos ningunos y están descartados. En este sentido, es también muy necesario el consenso de instituciones para un Pacto de Estado, donde se apueste por poner a la persona en el centro de toda actividad y que genere trabajo decente porque, como expresa el Papa Francisco, toda sociedad tiene el deber de garantizar el trabajo digno y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
¿Qué podemos hacer como Iglesia?
Pues tal y como se expresa también en el manifiesto, debemos unirnos, desde la distancia física obligatoria, en la oración y participar en aquellas acciones que puedan hacer visible la necesidad de un trabajo decente que ponga en el centro de todo la dignidad humana.
Aquí puedes leer el manifiesto completo: Manifiesto 1º Mayo 2020