El Reino de los Cielos es comparable a diez vírgenes que tomaron sus lámparas. Esperan al esposo. Cinco eran prudentes y cinco necias.
Las prudentes son precavidas y llenaron bien las alcuzas, las necias se durmieron. El Esposo tardó y las necias se quedaron sin aceite. Pidieron a las prudentes pero ellas dijeron que fueran a comprarlo.
Salid a su encuentro. ¿Cómo salgo yo al encuentro del Señor? No sabemos ni el día ni la hora. El tiempo de espera puede llevar a que las buenas disposiciones se relajen.
Yo hoy me pregunto, ¿Cómo espero a mi esposo? ¿Estoy preparada con mi reserva de aceite esperando a Cristo o prefiero vivir sin ser consciente de que mi aceite se puede terminar y exijo que los demás compartan su aceite conmigo?
¿Estamos vigilantes esperando a Cristo que viene a nuestras vidas todos los días? ¿Qué nos diría Cristo en estos momentos sobre nuestra vida y nuestros aceites? ¿Debemos estar vigilantes?
Ser prudente es saber la diferencia entre lo bueno y lo malo. Ser insensato es cuando la persona no escucha lo que dicen otros. “Señor pon aceite en nuestra lámpara”.
Hna M. Pilar Domínguez,
presidenta de CONFER HUELVA.