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El Obispo preside en la Catedral la Solemne Misa Estacional de la Inmaculada Concepción, Patrona de la Diócesis de Huelva

Publicado:
8 diciembre, 2022
En su homilía, Mons. Santiago Gómez ha señalado que María es ejemplo de fe en la omnipotencia divina, obediencia a la fe, santidad y esperanza

En la mañana de hoy, 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Patrona de la diócesis onubense, el obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, ha presidido en la Catedral la Solemne Misa Estacional, concelebrada por vicarios episcopales, el rector y el formador del Seminario Diocesano -que también celebraba a su titular-, y miembros del Cabildo Catedral y sacerdotes, así como participada también por los seminaristas; una celebración a la que han asistido autoridades, representantes de la Real Sociedad Colombina Onubense y del Colegio de Farmacéuticos, de la curia diocesana, del Consejo de Hermandades de la capital y numerosos fieles.

Mons. Gómez Sierra ha subrayado al inicio de su homilía que “donde hay una comunidad católica, allí se venera hoy a la Virgen con este nombre hermoso: Inmaculada Concepción” y ha recordado que “a lo largo de los siglos la Iglesia ha tomado conciencia de que María, llamada por el ángel Gabriel llena de gracia, había sido redimida por Dios desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano (Bula Ineffabilis Deus: DS 2803)”.

De este modo, Ella, en efecto, como dice san Ireneo: “por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el género humano” (LG 56), ha señalado más adelante el Obispo, quien ha indicado que, así, la Virgen Inmaculada se convierte para nosotros en “ejemplo de fe en la omnipotencia divina”, ya que “la fe en Dios Padre todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento”, de manera que “solo la fe puede adherirse a los misteriosos caminos en los que se manifiesta la omnipotencia de Dios”. De esta fe, “la Virgen María es el modelo supremo: Ella creyó que nada es imposible para Dios (Lc 1,37)”.

También María es “ejemplo de obediencia a la fe”, puesto que “obedecer (ob-audire) en la fe es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, que es la Verdad misma. La Virgen María es la realización más perfecta de esta obediencia. María acogió el anuncio que le traía el ángel Gabriel, dando su consentimiento: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra (Lc 1, 45)”, ha explicado el Obispo.

Además, ha señalado que María es “ejemplo de santidad” y que “el cristiano aprende de María el ejemplo de santidad, Ella limpia de toda mancha de pecado”. De esta manera, “cada bautizado está llamado a realizar su vocación a la santidad en la Iglesia, en comunión con todos los hermanos. De la Iglesia recibimos la Palabra de Dios. De la Iglesia recibimos la gracia de los sacramentos que nos sostienen en el camino de la vida. De la Iglesia aprendemos el ejemplo de la santidad, de manera eminente en la Virgen Inmaculada, y en la larga historia de los santos que nos han precedido”.

Y María es también “ejemplo de esperanza”, porque “Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres”. Así ha expresado que “la figura más pura de esta esperanza es María. A Ella se le anuncia que su hijo: Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

Por todo ello, María, la Virgen Madre Inmaculada, “es nuestra Madre en el orden de la gracia, porque colaboró de manera totalmente singular a la obra de nuestro Salvador Jesucristo, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres”, ha indicado.

La celebración, que ha sido acompañada al canto por la Coral Polifónica de la Catedral, dirigida por Sergio Lazo, ha concluido con la Bendición Apostólica y el himno a la Inmaculada Concepción que compuso Mons. Pedro Cantero, primer obispo de Huelva, con música de Primitivo Lázaro. Una imagen de la Inmaculada Concepción del Monasterio de las Madres Agustinas de la capital ha presidido este año el altar en la solemnidad de la Patrona de la Diócesis de Huelva.

Durante los días 5, 6 y 7 de diciembre, también en la Santa Iglesia Catedral, se ha celebrado el Triduo predicado por el canónigo Longinos Abengózar.

Ofrenda de flores y oración ante el Monumento de la Inmaculada Concepción de Huelva

Tras la celebración en la Santa Iglesia Catedral, Mons. Santiago Gómez ha presidido el acto de ofrenda floral y oración organizado por la Comisión del Monumento a la Inmaculada Concepción de Huelva.

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