Esta mañana de sábado, 7 de enero, el obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, ha presidido la Misa Funeral por el eterno descanso del alma de Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI en la Catedral onubense. La Santa Misa ha sido concelebrada por vicarios episcopales, miembros del Cabildo Catedral y clero diocesano, así como participada también por los seminaristas. Han asistido religiosas, autoridades civiles -encabezadas por el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz- y militares, representantes de la Real Sociedad Colombina Onubense y de la Casa de Iberoamérica, de la curia diocesana, delegados y directores de secretariados diocesanos, del Consejo de Hermandades de la capital y numerosos fieles.
Una celebración solemne en la que “nos hemos reunido en torno al altar, para pedir al Señor por el eterno descanso de su alma y para agradecer el don que el Señor nos ha regalado en su Iglesia con la vida, la obra y el magisterio del que ha sido viva imagen del Buen Pastor”, tal y como ha destacado Mons. Gómez Sierra al inicio de su homilía.
El Pastor de la diócesis ha indicado que la expresión “No anteponer nada al amor de Cristo”, contenida en la Regla de San Benito (IV, 21) y que sintetiza el programa de vida de los monjes, nos ofrece una clave “para comprender y recibir el legado del Papa Benedicto”, recordando que “San Benito es un santo al que Benedicto XVI apreció de forma especial, como se puede intuir por haber elegido su nombre al ser elegido Papa”.
El Obispo de Huelva ha esgrimido que probablemente, él veía algunas semejanzas entre los tiempos de San Benito y la situación actual: “entre las cenizas del Imperio romano, San Benito, buscando ante todo el amor de Cristo, sembró, quizá sin darse cuenta, la semilla de una nueva civilización, que se desarrollaría integrando los valores cristianos con la herencia clásica, por una parte, y con las culturas germánica y eslava, por otra. Hoy, también, las comunidades cristianas, afectadas por la profunda crisis de la cultura europea y occidental, viviendo con hondura el encuentro con Cristo, están llamadas a hacer germinar nuevos brotes de sentido y esperanza para nuestros contemporáneos”. Y es que “el Papa emérito nos ha enseñado a vivir y a morir en cristiano”, ha destacado el Obispo, quien se ha referido también al “testimonio realmente hermoso de cómo él ha afrontado su muerte”.
“No anteponer nada al amor de Cristo” es, según Mons. Gómez Sierra, la propuesta que nos hizo en su primera encíclica Deus caritas est, de 25 de diciembre de 2005, nueve meses después de su elección como sucesor de Pedro: «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Jn 4, 16). En este sentido, ha señalado que “con estas palabras de la Primera Carta de Juan expresaba, en el pórtico de su pontificado y con elocuente carácter programático, el núcleo de la fe cristiana: la imagen de Dios y también la imagen del hombre y de su camino en este mundo”. Para el Obispo de Huelva, el Papa emérito ponía así ante nuestros ojos la formulación de la existencia cristiana: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él». Y de aquí “sacaba una consecuencia fundamental, que ha quedado como frase lapidaria de su Magisterio: No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (nº 1).
También ha expresado que “No anteponer nada al amor de Cristo” es “una convicción personal honda y juvenil en la vida del Papa difunto”, de manera que “el gran tema de la vida entera del amado papa Benedicto XVI, tanto como profesor de teología, como Obispo y sucesor de Pedro, no ha sido otro que la prioridad de Dios”.
“No anteponer nada al amor de Cristo”, ha continuado,” es la urgencia que hallamos expresada al final de su pontificado en la Carta Apostólica Porta Fidei (11 de octubre de 2011), con la que convocaba el Año de la Fe (octubre 2012-noviembre de 2013), con motivo del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y del 20 aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Asimismo, Mons. Santiago Gómez ha aludido a que el papa Benedicto entendió que la santidad consiste en “No anteponer nada al amor de Cristo”, y que esta propuesta “vale para todos los cristianos y que, además, constituye una verdadera urgencia pastoral en nuestros tiempos, en los que se siente la necesidad de contar con sólidas referencias espirituales y éticas para la vida de las personas y para construir una verdadera sociedad justa y solidaria. No es honesto ni responsable contentarse con vivir de modo mediocre, como ciudadanos según una ética de mínimos y como cristianos con una religiosidad superficial”.
Y ha recordado que el Santo Padre Benedicto XVI nos ha dejado su testamento espiritual, que escribió el 29 de agosto de 2006, en el cual nos dice: “A todos los que en la Iglesia han sido confiados a mi servicio: ¡Manténganse firmes en la fe! ¡No se dejen confundir!…”.
“Que el papa Benedicto siga iluminando el camino de la Iglesia con su Magisterio y acompañándolo con su intercesión, para que nos mantengamos firmes en la fe”, ha concluido Mons. Santiago Gómez.
La Santa Misa ha sido acompañada en la música y en el canto por la Coral Polifónica de la Catedral, dirigida por Sergio Lazo.
El Papa emérito Benedicto XVI murió a los 95 años de edad en la mañana del 31 de diciembre de 2022, a las 9.34 horas, según comunicó la Santa Sede. El pasado jueves, 5 de enero, se celebró la misa exequial en la plaza de San Pedro del Vaticano.
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